Mi divorcio del te y mi intento de reconciliación
La verdad, no sé cuando ocurrió, pero pasó. Yo era una adicta al te, tomaba al desayuno y a la once y cada vez que tenía frío. Algo completamente de familia, mientras las cajas de te se acaban, el tarrito chico de café era eterno, tanto que a veces, al abrirlo estaba duro y se tenía que botar.
El te y yo vivíamos en perfectamente armonía hasta que simplemente esa unión se rompió. Primero con la bebida, y luego con el café, y ahora apenas tomo. Los papeles se han invertido. Tomo mucho más café que te, siendo que ni siquiera me gusta mucho el café. Para quienes me conocen saben que en realidad tomo agua con azúcar prácticamente. Lo raro es que intento volver a tomar te, a saborearlo como antes y no es lo mismo. Ahora, en estos momentos tomo uno, y no entiendo porque no puedo volver a saborearlo como antes que incluso me tomana no una taza sino dos.
Quizás el te ya no es el mismo, quizás mis gustos no lo son, pero lo intentaré, me volveré a encontrar con el te, y dejaré paulatinamente el café.
2 Comments:
mmm...un cafecito....RICO!!! Yo prefiero el café con un poquito de leche...mmm...rico rico
Como en todo, hay que variar...así se saborea un té, variándolo. (Te recomiendo un Jackson azul con bergamota, es muy bueno sobre todo en las tardes)
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