Simplemente yo

viernes, julio 01, 2005

Vecinos

¡Entiende! ¡Entiende!
Con esas palabras me desperté y no eran precisamente un sueño, o alguien que me tratara de dar a entender algo, no, era mi vecina que retaba a su perra Jade. Al principio me reía, después me molestaban los gritos y ahora compadezco a mi vecina, porque después de casi tres años en que lleva diciéndole a la perrita ¡Entiende! y no lo hace y siempre se pone contenta y corre de un lado a otro cuando le traen la comida, esta señora no entiende que la perra no entiende. Incluso me dan ganas de gritarle, "entienda vieja que no entiende", pero ese tipo de actitudes no van conmigo, o por lo menos no la haría gratuitamente sin intermediar una provocación. Además, para que estamos con weveo, la vecina es la entretención de esta casa cuando estamos aburridos, por lo menos la entretención de mi hermano y yo me rio como él, a los 30 años, se las ingenia para hacerla rabiar.
Pero al igual que Smallville, toda historia tiene un comienzo. Mi vecina, que vive en el piso de abajo de la casa del lado, llegó hace unos tres años a vivir ahí. Yo que he vivido toda mi vida en la misma casa, nunca he tenido problemas con los vecinos, y eso que los hemos hecho rabiar y mucho, nunca habíamos tenido problema hasta ahora. No son graves conflictos, pero si divertidos, bueno, divertidos porque nosotros lo tomamos para la chacota.
Los verdaderos protagonistas de esta historia son la vecina, mi hermano y Jade, la perrita; por qué mi hermano? porque su pieza da al patio de luz que colinda con el patio de luz de la vecina donde tiene la perra. El problema: la perra ladra todo el santo día y si está callada y alguien dice algo, sacude alguna alfombra o simplemente se asoma a la ventana, Jade ladra, lo que es particularmente molestoso en las mañanas y a la hora de la siesta, que es cuando comienzan las "peleas", porque son habladas como en tercera personas, dichos al aire que uno sabe que los demás escuchan.
Por lo general la perra ladra, mi hermano le dice que se calle y la vieja la hace callar; pero su orgullo de madre herida porque le atacaron su perra no se queda tranquilo y al rato viene la segunda batalla; la señora sale a barrer su patio, que comparte el resumidero (por donde se va el agua en caso de que llueva) y comienza a alegar "nunca limpian su patio, toda la mugre me llega, son unos cochinos, mira las colillas de cigarro", lo insólito es que en mi casa nadie fuma, pero la dejamos despotrincar.
Así, son todos los días, pero la cosa se pone entretenida cuando mi hermano anda aburrido, por lo menos así andaba cuando dijo "voy a molestar a la vieja del lado" terminó de decir estas palabras y se fue, escoba en mano, a "barrer" el patio de luz, y comenzó a repetir el mismo diálogo de la vieja. Las vecinas de la casa de arriba, cagadas de la risa. La señora de abajo ni pío.
Al día siguiente, el mismo cuento de las colillas de cigarro, hasta que mi hermano se aburrió y una reunión en nuestra casa le dijo a los invitados que salieran a fumar al famoso patio y que tiraran las colillas a la casa del lado para que la vieja reclamara con razón. Hasta el día de hoy hace eso.
Pero sin lugar a duda, el climax de esta pelea fue hoy. Mi hermano veía tele en la mañana, y justo en la parte más emocionante de la película o lo que fuera que viera, la perra comenzó a ladrar, mi hermano emputecido abrió la ventana y grito "Cállate mierda" (ta finito mi hermnao). La vieja salió a callar la perra y ahí quedó es round.
Con lo que no contaba mi hermano es que al par de hora después, la vieja al barrer el patio repetiría su discurso de la suciedad, las colillas, pero agregaría una frase para el bronce cuando se compadecía de la perra por "tener que estar aguantando los gritos de ese cabro huevón". Touché.
Mi hermano ha pasado todo el día pensando en cómo cagarse a la vieja, no anda enojado ni nada por el estilo, pero es su entretención cuando está en la casa y en esta guerra fría, por lo menos hasta hoy, la vieja le lleva la delantera.