Si, tal como se lee, soy miedosa y soy masoquista. Pero no en mala, sino ridículamente hablando. Miedosa, porque me da miedo, me late el corazón a mil, me sudan las manos y sufro; y masoquista, porque no dejo que los miedos me limiten y hago casi todas las cosas que me causan pavor. ¿Quién sabe si algún día los miedos desaparecen?
Uno de mis más grandes miedos, son las alturas, no es miedo es TERROR, mis pies se despegan del suelo y yo ya sufro, sufro de saber que ya no depende mi, sino de un máquina, ya sea en un ascensor, un avión o cualquier juego de entretención tipo fantasilandia... Pero, siempre, después de un gran miedo, de estar apretada, con la adrenalina a mil, viene un relajo, un relajo increíble, porque el susto, el miedo, el pánico, ya pasó, y como yo estaba algo tensa por tanto trabajo, hice una ecuación en mi cabeza, donde el resultado me arrojó que la mejor forma de relajarme era pasar por un miedo extremo: acá es bueno aclarar que siempre he sido pésima para las matemáticas, por lo que perfectamente mi ecuación puede estar mala.
Así fue como conversando con la mili, que no conocía Fantasilandia, decidimos ir, lo bueno de esto, que a diferencia del resto de mis amigas y familiares (la lorena con suerte se sube a un carrusel y a mi hermano le viene la chiripiorca), ella es súper aperrada. Así que llegamos hoy apenas abrieron las puertas, directo al xtreamfall, un jueguito que te sube 100 metros y después caída libre. No llevaba ni 1 metro despegada del suelo y ya estaba arrepentida. Ya era tarde. Estaba tan apretada, pero tan apretada, que poco faltó para que me marcara los dedos en la mano.... pafff 100 metros para abajo. Salí toda tiritona.
Segundo juego, después del xtreamfall, todo lo demás era la nada misma, así que nos subimos al famosos EVOLUTION, una cosa que da vueltas, y que de repente te deja colgando de cabeza... acá no fue miedo solamente, sino pánico, lo único que repetía para mi misma, porque soy miedosa no de escándolo, no grito, siempre digna, "que pare, que pare", cuando escucho al lado a la mili, la aperrada, la no tiene miedo, diciendo "quiero que pare esta wea". jajaja no era sólo yo, ese jueguito era atroz. Me bajé, y parecía gelatina, me tiritaban hasta las rodillas.
A los pocos minutos ya estábamos arriba del BOOMERANG, una especie de montaña rusa que tiene una caida bastante larga y que después hace el recorrido a la inversa. Ahí, cuando ya íbamos subiendo para empezar el jueguito, le digo a la Mili "Esto ya es mucho para mi, no creo que aguante otro juego". Ahí ya sufría derechamente, pero siempre digna.
Pero no es paseo a Fantasilandia si no te subes a la montaña rusa, así que ahí nos subimos, era una alpargata al lado de todo lo demás, pero yo ya estaba espirituada. Gracias a Dios el miedo no fue tanto.
Finalmente, después de almuerzo, decidimos ir donde LA MONGA, ese mono que tanto traumas ha causado en nosotros cuando éramos niños, ahora con los ojos de grande, podía estar dentro, analizar el efecto, y ver que era una tontera lo que tanto pavor me habúa causado de niña... al menos eso creíamos jajaja se salió la monga de la jaula y ahí estábamos las dos agarradas corriéndonos de un lugar a otro para que la monga no se nos acercara.
Después de eso, no me podía subir a nada más, por suerte la mili tampoco. Tomamos el auto y nos vinimos, y les puedo decir, que de verdad, ahora estoy relajada. Muy relajada.
Mi otro temor son las arañas, pero les puedo jurar de guata en el suelo, que no tengo el más mínimo interés en asumir ese miedo, y andar jugando con ellas.
