Fin de semana deportivo

Después de como un año de no practicar ningún tipo de deporte, salvo el subir y bajar las escaleras de mi casa, este fin de semana retomé mi senda deportiva. El sábado fui a jugar voleibol, dos horas; y hoy, fui en bicicleta hasta Reñaca, Puerto Madero... jamás en mi vida había ido tan lejos en bicicleta, porque como le tengo miedo a los autos, siempre llegaba hasta Salinas. Estos dos días, me han hecho darme cuenta en el deplorable estado físico en que me encuentro. Atrás quedó la yo deportista que todos los días de la semana hacía algo, que no se cansaba con nada y que podía estar todo un verano jugando voley duplas en la playa.
Yo siempre he tenido una pesadilla, en donde trato de correr, pero las piernas me pesan, que no puedo correr con la rapidez que yo quiero, más o menos la sensación de tratar de correr en agua, bueno, ayer, jugando voleybol, mi pesadilla se hizo realidad. No podía correr, me sentía pesada. Hay que ponerle remedio a eso, quizás ahí está la razón del por qué hoy me decidí a tomar la bicicleta y salir en ella. Igual debo reconcer que el paso era de paseo y no de competición.Es que yo soy una convencida de que hay que disfrutar los deportes, las cosas, jugar voleybol, es pasarlo bien, un juego, cuando dejas de pasarlo bien, entonces ya no vale la pena; lo mismo con la bicicleta, para qué voy a ir rápido, sin mirar nada, sufriendo, por la costa, mejor me compro una bicicleta estática. No todo es competición en la vida.
Aunque sé que mañana voy a estar molida, aunque mi amigui personal Leyla me dijo que elongara para evitarlo en parte, estoy feliz, hacer deporte, me llena de energía, me da ánimo, es como que uno botara todo el estrés, los nervios, los malos ratos y te quedará sólo lo bueno. Así que les recomiendo hacer algún deporte, pero disfrutándolo. Vale la pena.
Ahora tengo que trabajar, porque tengo que adelantar material porque el martes me tengo que ir a Santiago.

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